Yo soy un tío muy malhablado. Desde siempre. Sobre todo cuando me cabreo (aunque no sólo) digo unas burradas que hacen daño a los oídos. Mi único límite es evitar la blasfemia, pero oye, no veas la de salvajadas que pueden decirse sin ofender a Dios.
Lo más curioso es que en mi familia no dicen ni un taco y en mi grupo de amigos casi tampoco. Generalmente me he movido en círculos donde hablar como un carretero no está bien visto y sin embargo… nunca me he cortado un pelo.
Normalmente me explayo más en ambientes de confianza. Cuando conozco a alguien nuevo me modero un poco, pero en cuanto me dan bolilla….
Además en determinados entornos en los que no hay ni la más mínima confianza (por ejemplo, en mi trabajo), me desenvuelvo con notable grosería, profiriendo toda clase de expresiones malsonantes y procaces, no tanto dirigidas a mis compañeros, sino a mí mismo o al cuello de mi camisa cuando algo me sale mal, se me cae un archivador, se atasca la fotocopiadora, no llego a tiempo para entregar algo, me hacen perder el tiempo u otras situaciones similares. De todos modos en mi trabajo estamos acostumbrados a las grandes voces, portazos y estridencias verbales (seguro que peores que las del cuartel de Aquí la más principal hazaña), así que no desentono demasiado.
Mis expresiones favoritas –disculpen ustedes: no servirá de precedente- son: “Me cago en la puta de oros”, “me cago en los cojones”, “no me jodas la marrana”, “coño”, “estoy hasta la punta de la polla”, “me cisco en la puta perra”, “a tomar por el culo, joder” y “a la mierda” (como Fernán Gómez). También a veces digo “ostias”, pero sin animus blasfemandi (¿se dice así?)
Donde no suelto casi palabrostias es en el blog porque, como diría Pascual Panete Zas, nuestros lectores son gente muy principal. Y me da corte.
Para mí decir bestiadas en los momentos de tensión es como una especie de desahogo, pero no es algo de lo que me sienta orgulloso. Reconozco que es una mala costumbre andar siempre soltando sapos y culebras y admiro a quienes consiguen controlarse, ya que demuestran una gran fuerza de voluntad de la que yo carezco.
También reconozco que no me inspira mucha confianza un fulano tan escrupuloso que no sea capaz de soltar un “coño” o un “cojones” en la situación adecuada. Sé de gente que lo evita a toda costa y sustituye estas interjecciones por muletillas light como “jolines”, “leche”, “leñe”, “joper”, “ostris”… Yo creo que son maricones.
Los tacos son una parte más de nuestro vocabulario. Resultan muy inapropiados si se abusa de ellos como en mi caso, pero quedan hasta simpáticos y salerosos si se sueltan en el contexto oportuno.
Lo más curioso es que en mi familia no dicen ni un taco y en mi grupo de amigos casi tampoco. Generalmente me he movido en círculos donde hablar como un carretero no está bien visto y sin embargo… nunca me he cortado un pelo.
Normalmente me explayo más en ambientes de confianza. Cuando conozco a alguien nuevo me modero un poco, pero en cuanto me dan bolilla….
Además en determinados entornos en los que no hay ni la más mínima confianza (por ejemplo, en mi trabajo), me desenvuelvo con notable grosería, profiriendo toda clase de expresiones malsonantes y procaces, no tanto dirigidas a mis compañeros, sino a mí mismo o al cuello de mi camisa cuando algo me sale mal, se me cae un archivador, se atasca la fotocopiadora, no llego a tiempo para entregar algo, me hacen perder el tiempo u otras situaciones similares. De todos modos en mi trabajo estamos acostumbrados a las grandes voces, portazos y estridencias verbales (seguro que peores que las del cuartel de Aquí la más principal hazaña), así que no desentono demasiado.
Mis expresiones favoritas –disculpen ustedes: no servirá de precedente- son: “Me cago en la puta de oros”, “me cago en los cojones”, “no me jodas la marrana”, “coño”, “estoy hasta la punta de la polla”, “me cisco en la puta perra”, “a tomar por el culo, joder” y “a la mierda” (como Fernán Gómez). También a veces digo “ostias”, pero sin animus blasfemandi (¿se dice así?)
Donde no suelto casi palabrostias es en el blog porque, como diría Pascual Panete Zas, nuestros lectores son gente muy principal. Y me da corte.
Para mí decir bestiadas en los momentos de tensión es como una especie de desahogo, pero no es algo de lo que me sienta orgulloso. Reconozco que es una mala costumbre andar siempre soltando sapos y culebras y admiro a quienes consiguen controlarse, ya que demuestran una gran fuerza de voluntad de la que yo carezco.
También reconozco que no me inspira mucha confianza un fulano tan escrupuloso que no sea capaz de soltar un “coño” o un “cojones” en la situación adecuada. Sé de gente que lo evita a toda costa y sustituye estas interjecciones por muletillas light como “jolines”, “leche”, “leñe”, “joper”, “ostris”… Yo creo que son maricones.
Los tacos son una parte más de nuestro vocabulario. Resultan muy inapropiados si se abusa de ellos como en mi caso, pero quedan hasta simpáticos y salerosos si se sueltan en el contexto oportuno.
Genial el post Al Neri, me ha venido bien echar unas risas, que hoy ha sido un día largo :-)
ResponderEliminarMe gustaría decir que no digo palabrotas, y sabiendo eso de que en una mujer queda fatal, reconozco que digo muchas. Yo al menos puedo decir que no toda la culpa es mía, y es que mis hermanos y mis amigas dicen bastantes.
Las que más repito son: "joder", "coño", "la virgen", "hostia", "qué pollas" (ésta última suena fatal pero se dice mucho en Jaén), "mierda", "no jodas"... en fin no sigo..:s
Cuando suelto alguna burrada a veces de coña salgo del apuro con un: ...quería decir, "cáspita" o "jopetas"
Una que dice mi amiga es "me cago en la madre del topo" en sustitución de "me cago en topota madre" (entendiendo "topota" por "tu puta")
Lo que me está resultando gracioso, es que pese a que en "la vida real" digo todas estas cosas, me da vergüenza reconocerlo por aquí que creo nunca he dicho más que "joe" :S
Se me ha olvidado decir que las palabrotas son las palabras más destacadas del vocabulario, es lo que se aprende antes de los demás idiomas.
ResponderEliminarSaludos de otro que suele avergonzar a algún que otro camionero de vez en cuando (pero nunca frente a la novia).
ResponderEliminarMuchas gracias por la referencia en su entrada, pero me gustaría decir, que el estereotipo de sargento malote y blasfemando, se quedo muy atrás, creo que prefiero a un militar que en un momento de cabreo o estrés mantenga la calma.
ResponderEliminarAdemás le puedo asegurar que lo que más miedo me ha dado en un mando no ha sido el que viene rugiendo, sino el que con una mirada me ha dicho más que con un discurso.
Desafortunadamente suelto algún que otro taco, pero intento que sean light sin rozar el mariconismo, en plan, mecagüen todo lo que se menea, la madre que lo pario a todo, joer, y de vez en cuando alguno más fuerte. _una fea costumbre que alguna vez he intentado quitarla, pero me ha sido difícil y me rendi.
Sr. Neri, muy bueno.
ResponderEliminarYo añado:
me cago en la polla...
me cago en mi puta calavera...
Olé mis huevos largos...
Vamos, jodío hijo de puta..(en momentos de espera)
Me cago en:
Sandokán
Santa Claus
Chuck Norris...(según el día)
Un compi mío, ante la desesperación que provoca a veces el curro, dice:
A ver, qué hago: me corto la polla o me la dejo larga??
En fin, benditas tensiones...
Yo soy un tío bastante mal hablado. De un tiempo a esta parte y gracias, como no, a nuestros hermanos argentinos, suelo decir bastante: "La concha de su reputísima madre".
ResponderEliminar"Me cago en mi puta raza", "Hostia puta" o "Kopón" cuando me equivoco, suelen ser bastante repetidos también.
Pero donde de verdad sale lo peor de mi, donde de verdad el suelo se pone negro a mis pies y donde suelto unos improperios que harían sonrojar a una prostituta, es cuando juego al tenis.
Una derecha fallada a mitad de pista, por ejemplo, suele llevar consigo improperios que empiezan muy arriba y que poco a poco van bajando, Santos mayores, medianos y menores vienen a mi mente en esos momentos. No se libra ni uno.
Soltar un "Cojones" o "Me cago en la puta de oros", en determinadas ocasiones, creo que no quedan mal. Sí debería corregirme en mis arrebatos tenísticos, pero solo ahí.
Imaginad por ejemplo que un día volvéis a casa y encontráis a vuestra costillita encamada con un fulano. ¿Qué os viene a la mente?
"Corcholis, Sarita. ¿Puedes sacarte eso de la boca?" o "¡Canastos, Maripili. Date la vuelta que te estoy hablando!".
Pues no.
Grandísima zorra, hija de mil putas o eres más guarra que una poligonera, es lo que presta en esa situación.
Por Dios y la santísima virgen que cantidad de improperios me estais haciendo sonrojar.
ResponderEliminarBendito sea el santísimo Cristo.
Yo tambien suelo llegar a hablar muy mal y decir burradas, pero por suerte son momentos transitorios.
ResponderEliminarYo suelo cagaarme en su reputísima madre. Genial su post de hoy.
ResponderEliminarMenos blasfemias (nisiqiera uanque sin animo de blasfemar), todo lo demás está en mi repertorio, también, pero solo en momentos puntuales. El ser padre de dos pequeños ha hecho que me corte mucho a la hora de vomitar improperios, más que nada para dar ejemplo, claro.
ResponderEliminarMe cago en la puta, se me está haciendo tarde, cojones, es que hay que joderse, me lio escribiendo como un puto negro y no me doy cuenta de la hora de los huevos. ¡Joder! No os doy más la var con mis gilipolleces, cabrones, a más ver.
Un abrazo
Si no quieres jugar con el animus blasfemandi, casi mejor no lo digas
ResponderEliminarno aporta nada y genera confusion.
A parte yo siempre lo he visto como jugar a estar al limite, como si a tu novia, hermana, madre, amigo, amiga, estuvieses justo atacandole al limite para que no se putease
Bueno me he explicado fatal , pero creo que se ve la idea y tampoco le doy demasiada importancia
Suele tener mas impacto los tacos en personas que no suelen usarlos y los sueltan en momentos puntuales, tanto por el efecto de cabreo o por el efecto de humor, vacile o lo que sea
Bueno ya no escribo mas que estoy hasta la polla
Sobre tacos es antologico el articulo de Reverte sobre las acepciones de cojon
http://www.burbuja.info/inmobiliaria/guarderia/52379-cojones-por-arturo-perez-reverte.html
Joder, Neri, eres un cabronazo. Tanto tiempo sin salir de la puta hura. Cuándo te vas a dar a conocer de una puta vez. Yo desde el principio tansparente. Y tú con más conchas que un galápago.
ResponderEliminarCagon la familia Iscariote, Anonimo (el del sin animus blasfemandi).
ResponderEliminarNo sé te entiende una puta mierda. ¿Qué cojones quieres decir?
Por favor, hablad bien, que no cuesta un puto duro..
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
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ResponderEliminarBuenas tardes:
ResponderEliminarCoincido con su opinion y con su forma de ser en este aspecto.
Añado otra "Me cago en Gedeon el hijo puta"
Muy bueno Rocco el de la polla..
Un saludo
Estamos hartos de repetir que aquí ni se blasfema ni se insulta. ¿Se nos entiende mal? Pues eso. Menos bromas estúpidas.
ResponderEliminarEsta entrada y sus comentarios me recuerda que una vez, hará como 12 años, un amigo y yo creamos una "sala" en un chat que titulamos "Insultos" y que consistía en eso, en ponernos a parir entre todos los participantes (a otros les da por morder esquinas).
ResponderEliminarRecuerdo que los múltiples y variados epítetos y menciones a la madre lograban que la mayoría se largaran a otras "salas" de temas absurdos como "música", "amistad" y otras mariconadas parecidas.
Pero la guinda de tan exquisito dialogar fue decirle a uno que dejase de follar con su abuela o algo así. El otro, incomprensiblemente ofendido, nos dijo que no nos pasáramos, que su abuela estaba muerta... La respuesta de mi amigo, que nos dejó definitivamente solos en el chat, fue "pues para estar muerta, lubrica muy bien".
Bendita inocencia de la "juventud" (ejem...)
Chao.
Ignatus eres grande.
ResponderEliminarJa, ja, ja.
ResponderEliminarSí, señor. Grande "Ignatus", grande.
El inglés es el idioma de los negocios, el francés de la diplomacia, el italiano del amor y el español, el de los insultos o también para 'hablar con Dios'.
ResponderEliminarGracioso el que no sabe si cortársela o dejársela larga. Muy gracioso.
ResponderEliminarDe acuerdo que el límite es no blasfemar (se me hace difícil usar ciertas palabras aunque sea sin -¿cómo era?- animus blasfemandi.
El que acostumbra a ser mal hablado suele ser ordinario. Ahora bien, el que tiene gracia hasta con las palabrotas es ... eso ... ¡extraordinario!
Una que siempre me hizo mucha gracia y se la oía decir a una señora cuando se enfadaba era "Me cago en la leche que mamó el demonio"
Yo cada vez digo más palabrotas. Mi único límite parece ser la blasfemia.
ResponderEliminarNo estoy orgulloso de ello. Sobre todo cuando te pasas hablando en público todo el santo día y, de vez en cuando, se te escapa algún que otro taco.
Sobre todo, suelto todo tipo de relámpagos por la boca cuando alguien me toca mucho las narices (suelo decir los cojones) y me quedo con las ganas de darle dos tortas (suelo decir otra cosa) y no puedo hacerlo.
Es una forma infantil y puede que hasta cobarde de desahogarme. Pero qué le voy a hacer... tengo un carácter fuerte.
Y eso que hago mucho ejercicio que si no...
Escúdate en lo que quieras, pero el título de tu post es muy ofensivo. Y es de muy mala educación lo que defiendes. Claro que se da. En España muchísimo. Pero también se dan otras cosas.
ResponderEliminarNo me considero puritana y también las suelto pero no por ello pretenderé que lo que hago esté bien. No. Em empleo de esas palabras no está bien. Que las intenciones cuentan claro. Que se da claro. Que no están bien, también.
Dasgretchen, bienvenida.
ResponderEliminarPor supuesto que acepto su crítica. Ya he dicho que no me siento orgulloso.
En cuanto al título, es un juego de palabras que no pretendía ser ofensivo.
...pruebe con "Cojoño"!!, Sr.Neri, no es palabrota, porque es palabro. Su efecto sonoro tosco y desenfadado es propio de esas palabras malsonantes pero no resulta ofensiva,
ResponderEliminarAdemás es muy políticamente correcto porque como entederá sigue la paridad del 50% de la igualdad de sexos. Recuerde, es "cojoño", nada que ver con "ñojones..."
Yo siempre digo: me cago en buda y en su pilla peluda o japuta o vete con tu puta Madre
ResponderEliminarSolo los bastardos escriben TACOS,PALABROTAS YBLASFEMIAS
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