Que nadie se escandalice del expresivo título del post de hoy. Simplemente es el encabezado que mejor corresponde a lo que voy a relatar, que por supuesto nada tiene que ver con lo que las mentes más maliciosas andarán rumiando. Simplemente quiero contaros algo tan singular como que en mi barrio hay conejos, muchos conejos.
Mi barrio es el más nuevo de la ciudad. Se empezó a construir hace unos tres años y yo me mudé a él hace casi dos. No está en el centro histórico de la populosa capital castellana que me vio nacer, sino moderadamente retirado. Se puede ir a pie hasta el casco viejo, sin necesidad de bus (lo peñazo es la vuelta y sobre este particular mantengo una agria polémica con mi andariego vecino Leonardo), pero hasta hace poco era una zona casi despoblada, un amplio prado con zonas verdes y pequeños montículos bastante cercana al río. Ahora mi piso sigue rodeado de un montón de jardines.
Cuando me trasladé, muy pronto me fijé en los conejos. Me gustan mucho los bichos y me hizo muchísima gracia sorprender a estos simpáticos roedores a tan pocos metros de mi portal. Al principio me pensaba que sería algún ejemplar suelto, que se habría perdido en mitad de las obras, pero qué va. Según avanzaba el año empecé a fijarme en las camadas numerosísimas que brincaban a sus anchas por los alrededores. En más de una ocasión, uno o dos orejudos han saltado casi a mis pies.
Son conejillos de monte, clavados al de la foto. Les hay de todos los tamaños: lustrosos machos y gazapines casi sin destetar que asoman tímidamente entre los tupidos matorrales y los setos, que les sirven de refugio natural. Los mejores momentos para observarles son las siete y pico de la mañana, cuando voy caminando a la oficina, y de noche, sobre todo con luna llena, cuando regreso de la zona de copas algún fin de semana. En primavera, si el tiempo es suave, también les encanta mariposear a mediodía. Parecen un poco atontados, pero de eso, nada. Cuando he intentado acercarme, salen despavoridos.
En la línea de este discurso tipo Rodríguez de la Fuente que me está saliendo, debo añadir que sus enemigos naturales son los perrazos de algún vecino, que pasean por las mañanas sin correa ni nada, haciendo estragos en la población conejil. También sospecho que la cuadrilla de albañiles que construyó el bloque que hay junto al mío practicaba actividades cinegéticas en sus ratos libres.
Y aquí viene el gran dilema. Yo encuentro a los conejillos muy candorosos y entrañables, pero admito que el conejo estofado es uno de mis platos favoritos, sobre todo si lo prepara mi madre, por lo que sufro constantes tentaciones de hacerme con alguna escopeta silenciosa o poner lazos entre los brezos, cual personaje de Delibes, y conseguir de vez en cuando una suculenta merendola, al menos antes de que lo hagan los avispados caravisteros del bloque de al lado, o se vengan los gitanos del barrio vecino y nos desconejen el lugar, igual que ya hicieron en su día con los dulces patitos que nadan en el estanque del parque más bello de Castilla la Vieja, que a la naranja estarían cojonudos, aunque fijo que un poco tiesos.
Tengo grandes conflictos internos y problemas de conciencia. Me apasionan por igual la fauna y la gastronomía. ¿Sigo observando la escena bucólica de la coneja con sus seis gazapos correteando a la luz de la luna o me dejo de chorradas y organizamos el Cuatriunvirato, y quien se apunte, la merienda del siglo? ¡Una solución quiero!
Mi barrio es el más nuevo de la ciudad. Se empezó a construir hace unos tres años y yo me mudé a él hace casi dos. No está en el centro histórico de la populosa capital castellana que me vio nacer, sino moderadamente retirado. Se puede ir a pie hasta el casco viejo, sin necesidad de bus (lo peñazo es la vuelta y sobre este particular mantengo una agria polémica con mi andariego vecino Leonardo), pero hasta hace poco era una zona casi despoblada, un amplio prado con zonas verdes y pequeños montículos bastante cercana al río. Ahora mi piso sigue rodeado de un montón de jardines.
Cuando me trasladé, muy pronto me fijé en los conejos. Me gustan mucho los bichos y me hizo muchísima gracia sorprender a estos simpáticos roedores a tan pocos metros de mi portal. Al principio me pensaba que sería algún ejemplar suelto, que se habría perdido en mitad de las obras, pero qué va. Según avanzaba el año empecé a fijarme en las camadas numerosísimas que brincaban a sus anchas por los alrededores. En más de una ocasión, uno o dos orejudos han saltado casi a mis pies.
Son conejillos de monte, clavados al de la foto. Les hay de todos los tamaños: lustrosos machos y gazapines casi sin destetar que asoman tímidamente entre los tupidos matorrales y los setos, que les sirven de refugio natural. Los mejores momentos para observarles son las siete y pico de la mañana, cuando voy caminando a la oficina, y de noche, sobre todo con luna llena, cuando regreso de la zona de copas algún fin de semana. En primavera, si el tiempo es suave, también les encanta mariposear a mediodía. Parecen un poco atontados, pero de eso, nada. Cuando he intentado acercarme, salen despavoridos.
En la línea de este discurso tipo Rodríguez de la Fuente que me está saliendo, debo añadir que sus enemigos naturales son los perrazos de algún vecino, que pasean por las mañanas sin correa ni nada, haciendo estragos en la población conejil. También sospecho que la cuadrilla de albañiles que construyó el bloque que hay junto al mío practicaba actividades cinegéticas en sus ratos libres.
Y aquí viene el gran dilema. Yo encuentro a los conejillos muy candorosos y entrañables, pero admito que el conejo estofado es uno de mis platos favoritos, sobre todo si lo prepara mi madre, por lo que sufro constantes tentaciones de hacerme con alguna escopeta silenciosa o poner lazos entre los brezos, cual personaje de Delibes, y conseguir de vez en cuando una suculenta merendola, al menos antes de que lo hagan los avispados caravisteros del bloque de al lado, o se vengan los gitanos del barrio vecino y nos desconejen el lugar, igual que ya hicieron en su día con los dulces patitos que nadan en el estanque del parque más bello de Castilla la Vieja, que a la naranja estarían cojonudos, aunque fijo que un poco tiesos.
Tengo grandes conflictos internos y problemas de conciencia. Me apasionan por igual la fauna y la gastronomía. ¿Sigo observando la escena bucólica de la coneja con sus seis gazapos correteando a la luz de la luna o me dejo de chorradas y organizamos el Cuatriunvirato, y quien se apunte, la merienda del siglo? ¡Una solución quiero!
Jajaja... De pastoril bucólico a depredador, que péligro tiene usted sr. Neri, le imagino detrás de un matojo con el arma preparada detrás del inocente conejillo y no se me vayan de contexto que el señor Neri nos ha puesto a tiro el doble sentido y me da que con toda la alevosía y premeditación... No creo que esos conejillos sean muy sanos a la hora de ser engullidos, no dejan de ser conejos de ciudad, tragan las yerbitas donde el perrillo del vecino hace sus necesidades... Solución, váyase al mercado compre su conejo y que su señora madre se lo prepare, así queda sin la conciencia sucia, porque otros han perpetrado el crimen y usted siga disfrutando de sus campestre imagen.
ResponderEliminarMe alegro, Señor Neri, de que, al menos en su caso, el sabio consejo que dio en Navidades el gobierno del PSOE de comer más conejo no haya caído en saco roto. Pero creo que lo de la crisis no le afecta tanto como para llegar al furtivismo. Además ¿distingue Usted un conejo con tularemia (acabo de confirmar que se escribe así y no como yo creía) de uno sano? ¿No es mejor dejarse envenenar por algún proveedor con licencia al que luego poder denunciar?
ResponderEliminarAdemás, si nos vamos todos juntos y cogemos, digamos, 6 conejos, ¿no nos mandará su ascendente directo de primer grado a la mierda ante el abuso que supondría pretender que guisase tanto? ¿Acaso no tiene ella también derecho a vacaciones?, ¿deberíamos entonces cocinarlo nosotros con la indudable merma del resultado final que esto conllevaría?
Y si, una vez guisados malamente, no nos gustan, ¿podríamos "devolverlos a la naturaleza" dejándolos nuevamente en los jardines aledaños a su vivienda, mientras silbamos disimuladamente para que la gente no se percate de su ausencia de piel y falta de movimiento? No sé, no sé... lo veo complicado.
Me uno a la solución de pantera rosa con nube, si bien le agradezco su generosa invitación.
Un saludo
Oye Neri, yo organizaría la conejada esa con un vinito majo y después algún tipo de competición lúdica o deportiva, entre el sector Carcundia Nacional capitaneado por el Subdirector contra la Progresía abanderada por F.A,con el auxilio de este humilde servidor.
ResponderEliminarVaya patadas en las espinillas y golpes bajos nos íbamos a arrear.
Luego en la versión femenina dos bandos con la Pasionaria del Toboso y alguna "libertaria" más contra las irreductibles Sefo y Pantera.
Yo me apunto a la cacería. Siempre es mejor el sabor de la caza que el del pobre nacido con el triste destino de ser mostrado cadáver el la plaza de abastos.
ResponderEliminarTambién me apunto a la competición del Aprendiz de Brujo siempre que no sea al fútbol. Sólo una condición, que no cocine usted, sr. Neri, ya me tocó probar una vez su "suculenta" receta de arroz.
Deje usted caballero Al Neri a los lepóridos de su barrio tranquilos, saltando, comiendo y viviendo en las madrigueras del césped de los aledaños de su comunidad de propietarios, porque vaya a saber usted lo que han engullido los graciosos animalillos, durante la noche, que es cuando ellos suelen alimentarse.
ResponderEliminarAdemás no me le imagino a usted degustando una comida de proletarios, le hacía mas saboreando un lechazo de su tierra,bien preaparado, acompañado de un buen vino de Ribera, pero comiendo conejo, que chasco, caballero Al Neri.
Sr. Neri, aprovechando los términos que aparecen en su entrada: conejo, escopeta silenciosa y gitano, en lugar de sentirse tentado de cazar un inocente conejo con la escopeta para después comérselo antes de que los gitanos acaben con la camada, le sugiero que use la escopeta para cargarse a los gitanos y acto seguido lo celebre comiéndose un buen conejo estofado.
ResponderEliminarMe va a perdonar Sr. Neri pero me veo en la obligación de recordarle que, en virtud del artículo 5, apartado 2, del "Estatuto de los Vecinos y Conejos residentes en el Barrio ? de la población ?" (pongo interrogantes para respetar tanto la intimidad de los conejos como la suya propia), personas y conejos habrán de convivir en perfecta armonía, respetando los espacios de cada especie, siendo los espacios de los humanos sus viviendas y los de los conejos los exteriores, en general. Continúa dicho artículo estableciendo que, en caso de que una de las especies vulnere el derecho de la otra a circular por su espacio, el infractor podrá ser penado con prisión de 5 a 10 años o condena a ser cocinado con patatas o a la parrilla y degustado por la otra especie.
ResponderEliminarEs por ello que, en caso de que continúe en su actitud de acosar y amenazar a los conejos, se avisará a SEPRONA y será puesto a disposición de un cocinero para ser degustado por la cuadrilla de conejos del barrio.
Sin otro particular,
Dña. ?? ?? ??
Abogada de la Asociación de Conejos Asustados de ??
Vaya ideas de bombero que tienes, Al Neri. Deja en paz a los pobres conejos y disfruta del privilegio de tener la naturaleza silvestre a la puerta de casa.
ResponderEliminarAprendiz de brujo, yo me apunto a tu bando contra la carcundia, seria una competicion muy apasionada, aunque ultimamente Neri y el resto del cuatrivirato estan sospechosamente correctos, con la salvedad de la salvajada de hoy de los gitanos de Leonardo. Ya echabamos de menos las tipicas burradas cuatriviras.
Jajajaja... es curioso su dualidad, Señor Neri: por un lado le dan pena los animalitos de los zoos y cualquier animalejo y bichejo que anda por el campo... y por otro, quiere salir escopeta en mano a cazar a los pobres conejitos para comérselos.
ResponderEliminarYo también le recomiendo que deje tranquilos a los conejos que andan sueltos por su barrio (al menos mientras no se le metan en su casa) y vaya al mercado a comprar uno, que bien cocinado está para chuparse los dedos. Si prepara esa conejada, avíseme para asistir.
Y desde luego, haga el favor de no salir a la calle con una escopeta de perdigones, que las carga el diablo y lo mismo al final sale herido alguien.
Sefo, te queremos.
ResponderEliminarYo voto porque deje a los lindos conejitos libres y vivos brincar.
ResponderEliminarDe todas las maneras a mi no me gusta mucho el conejo cocinado...
Y lo de sospechosamente correctos pues yo creo q están esperando a la semana del orgullo progre...
Sefo, nobleza y sinceridad obligan. Lo mismo perdemos las amistades, pero aún así me arriesgo. El caso es que cuando he leido gitano, escopeta y conejo, he tenido pensamientos parecidos a los de Leonardo. Hay determinados temas en los que estoy más cerca de la ultracarcundia de lo que quizás sería deseable. El de la raza gitana es uno de ellos.
ResponderEliminarLes tengo muy pero que muy poco cariño a los lolailos.
Desde luego aquí no falta de nada...Es lo que se llama un blog completito!!! Homofobia a puntapala, racismo a tutiplen... ¡¡¡Vamos a cargarnos a los conejitos con una escopeta!!! Sólo les queda la apología del maltrato para completar el pack. Señores cuánta hostilidad. Y mi "Brujillo" me ha dejado patidifusa con esa manifestación antigitanel... Menos mal que ninguno de ustedes ha nacido maricón, gitano ó conejillo. Porque aún siendo los mismos tendrían en este blog un montón de "enemigos"...
ResponderEliminarEstimada pantera:
ResponderEliminarEntiendo que dé por sentado que este blog no es frecuentado por conejillos, pues muy pocos de ellos saben escribir, y los que pueden hacerlo nunca escriben en internet dada su incapacidad física para manejar el teclado (las letras están muy juntas para sus peludas patitas).
Habida cuenta de la frecuente censura que ha sufrido azaroso se entiende también que desconozca que alguna vez participó en este foro algún homosexual.
Pero dar por sentado que ninguno de los que escribimos somos gitanos es mucho suponer. Sepa Usted que una vez vi en un documental de la 2 que había miembros de esa raza capaces de leer y escribir, y que incluso alguno se duchaba regularmente. Es cierto que los gitanos del blog participan poco, pero es porque se resevan para cuando se hable del tema ese que propone de la apología del maltrato.
Vale, me he pasado... No enfadarsus que era una broma. Pero, ahora en serio, no descarte Usted que aquí participe algún gitano.
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Señor aprendiz de brujo:
aprovechando que no me ha incluído Usted en ninguno de los equipos para las "lides" deportivas y dado mi curriculum, me ofrezco como árbitro para los susodichos juegos.
Total, en el equipo de la Carcundia no me iban a admitir y en el de la Progresía tengo dudas, pero en cualquier caso no querría pertenecer a él pues, aun conmigo, íbamos a ser minoría absoluta y su referencia a los "golpes bajos" y mi natural cobradía, perdón, prudencia, me obliga a no implicarme en actividades tan poco provechosas para mi salud.
Además, alguno se iba a cebar conmigo ;-)
Un saludo a todas.
El año pasado las rapaces apenas comieron conejos por la plaga de topillos, así que este año plaga de conejos. Los agricultores palentinos han pedido a la junta que permita el descaste a los cazadores.
ResponderEliminarBueno, bueno, bueno, cuanto tiempo sin pasar por aquí. Últimamente la piscina y el tenis me han tenido de lo más ocupado por las tardes.
ResponderEliminarAntes de empezar y sin que sirva de precedente, mostrar todo mi apoyo anti-lolailo a Aprendiz de Brujo. Si hay algo que me aterra más que un análisis de sangre, sería tener por vecino a un primo de Farruquito, así que vaya eso por delante.
En la competición Carcundia-Progresía, yo la verdad es que en principio creo que me apuntaría en el bando del Sr. Subdirector, para ir en contra, por supuesto, de Aprendiz de Brujo y de F.A. Digo eso de "en principio", porque sabida mi falta de principios, cuando se desataran las hostilidades, yo votaría por irme con Nery, con Sefo y con Pantera a tomar una copichuela a algún sitio menos "guerrillero", donde prometo aguantar estoicamente las reprimendas de Sefo y de Pantera (que seguro no las de Neri) por mi militancia antifarruca.
Clebarr, no olvides que ganaste el concurso de chistes políticamente incorrectos y que cuando quieras puedes "recoger" tu premio.
ResponderEliminar¡Glups! Es verdad. Prometo ir a recoger el cheque en unos pocos días, antes del viernes seguro.
ResponderEliminarDe vuelta al blog tras las vacaciones a la romana, para desengrasar las teclas decir que es cierto que este año hay superpoblación de conejos. Yo he visto ya alguno por la carretera muerto e incluso he tenido la desagradable experiencia de atropellar a un pobre lagomorfo deslumbrado por las luces de mi coche.
ResponderEliminarMás vale llegar tarde que nunca llegar: para cuándo ese duelo propuesto por el brujito? O acaso el directorcillo se nos va a achantar también esta vez??
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