El otro día tuve una discusión con un amigo sobre la castidad de los curas. Este amigo, brillante comentarista de “La pluma viperina” (si quiere, que se identifique) es un escéptico total sobre el autocontrol en temas sexuales y considera que aguantarse las ganas va contra natura, pues de hecho somos “el único animal” que puede morirse virgen, y esto es poco menos que un contradiós. Opina que la continencia de los sacerdotes es un camelo, que en ese mundillo hay más promiscuidad de la que nos pensamos y que fijo que todos le dan al manubrio, porque es muy dura toda una vida “sin dar de comer a la nutria”. Encima me sacó el tema de los curas yanquis pederastas y del “perdón” que tuvo que pedir Benedicto XVI, y no sé cuántas historias más, con las que vino a concluir que los curas deberían poder casarse, porque si no todas las guarradas las hacían de tapadillo y eso es una hipocresía, y tal y tal…
A mí me pasma mucho la gente capaz de elevar sus sospechas personales no contrastadas, sus intuiciones peregrinas y sus impresiones subjetivas a la categoría de verdades estadísticas del tipo “el 90 por ciento de los curas no se contiene”. Yo no estoy metido en la vida y en el pellejo de todos los presbíteros, de los obispos y del Nuncio para saber a ciencia cierta si se la cascan, o si se cepillan al ama de llaves, o si sus sobrinas lo son de verdad. Yo lo único que sé es que estas personas han elegido libremente su condición y sus votos, y doy por sentado que por lógica y por coherencia con su decisión voluntaria, cumplirán con la castidad. Nadie les ha obligado a ordenarse y conocían perfectamente las renuncias del sacerdocio. No tiene ningún sentido que un chico “dado a mujeres”, al que le guste más el tema que a un tonto un lapicero, se meta en semejante berenjenal sabiendo que va a pasar las de Caín el resto de su vida. Todavía, hace muchos años, cuando igual metían cura a un chaval porque tocaba uno por familia, podía entenderse que se quebrantara el voto, pero, ¿hoy día?.
La presunción de inocencia me obliga a entender que salvo caídas puntuales, casi todos los sacerdotes se esfuerzan por cumplir, y que sus errores en esta materia serán muy lamentados por ellos mismos ante todo. Es más, estoy convencido de que a pesar de la leyenda negra que hoy interesa difundir sobre todo lo que huela a sotana, la inmensa mayoría de curas es un ejemplo de hombría de bien, de servicio a los demás, de Fe profunda y por supuesto de castidad. Desde luego, sería un idiota si pensara que no hay curas folladores, viciosos y hasta pederastas. Pero esto pasa en todos los colectivos: siempre hay fallos, debilidades, perversiones e incoherencias. Son las miserias del ser humano, ordenado o no. Aunque me atrevería a apostar que estas miserias se dan entre los hombres de Iglesia en una proporción abrumadoramente menor que en cualquier otro grupo.
Lo del matrimonio de curas y monjas es otra historia que para mí tiene que ver sólo relativamente con el sexo. En el cristianismo primitivo se decidió que los presbíteros permanecieran célibes (o sea, que no se casaran) para gozar de plena disponibilidad en su labor apostólica y en su servicio a los fieles. Esta tradición, que yo celebro, se ha mantenido desde entonces por estas mismas “razones operativas”. Me parece de cajón que un cura preocupado por la hipoteca, por el colegio de sus tres niños y por las vacaciones con su señora no va a poder entregarse en cuerpo y alma a sus obligaciones espirituales, que implican objetividad, distancia o, por así decirlo, cierto alejamiento, de los problemas materiales y “del mundo”. La monja o el cura casados iban a dar siempre prioridad a las necesidades de su pareja o de sus hijos, y ello es incompatible con la razón de ser de la vida religiosa, que es la renuncia a uno mismo para entregarse del todo a Dios, a la oración y a los demás.
A mí me pasma mucho la gente capaz de elevar sus sospechas personales no contrastadas, sus intuiciones peregrinas y sus impresiones subjetivas a la categoría de verdades estadísticas del tipo “el 90 por ciento de los curas no se contiene”. Yo no estoy metido en la vida y en el pellejo de todos los presbíteros, de los obispos y del Nuncio para saber a ciencia cierta si se la cascan, o si se cepillan al ama de llaves, o si sus sobrinas lo son de verdad. Yo lo único que sé es que estas personas han elegido libremente su condición y sus votos, y doy por sentado que por lógica y por coherencia con su decisión voluntaria, cumplirán con la castidad. Nadie les ha obligado a ordenarse y conocían perfectamente las renuncias del sacerdocio. No tiene ningún sentido que un chico “dado a mujeres”, al que le guste más el tema que a un tonto un lapicero, se meta en semejante berenjenal sabiendo que va a pasar las de Caín el resto de su vida. Todavía, hace muchos años, cuando igual metían cura a un chaval porque tocaba uno por familia, podía entenderse que se quebrantara el voto, pero, ¿hoy día?.
La presunción de inocencia me obliga a entender que salvo caídas puntuales, casi todos los sacerdotes se esfuerzan por cumplir, y que sus errores en esta materia serán muy lamentados por ellos mismos ante todo. Es más, estoy convencido de que a pesar de la leyenda negra que hoy interesa difundir sobre todo lo que huela a sotana, la inmensa mayoría de curas es un ejemplo de hombría de bien, de servicio a los demás, de Fe profunda y por supuesto de castidad. Desde luego, sería un idiota si pensara que no hay curas folladores, viciosos y hasta pederastas. Pero esto pasa en todos los colectivos: siempre hay fallos, debilidades, perversiones e incoherencias. Son las miserias del ser humano, ordenado o no. Aunque me atrevería a apostar que estas miserias se dan entre los hombres de Iglesia en una proporción abrumadoramente menor que en cualquier otro grupo.
Lo del matrimonio de curas y monjas es otra historia que para mí tiene que ver sólo relativamente con el sexo. En el cristianismo primitivo se decidió que los presbíteros permanecieran célibes (o sea, que no se casaran) para gozar de plena disponibilidad en su labor apostólica y en su servicio a los fieles. Esta tradición, que yo celebro, se ha mantenido desde entonces por estas mismas “razones operativas”. Me parece de cajón que un cura preocupado por la hipoteca, por el colegio de sus tres niños y por las vacaciones con su señora no va a poder entregarse en cuerpo y alma a sus obligaciones espirituales, que implican objetividad, distancia o, por así decirlo, cierto alejamiento, de los problemas materiales y “del mundo”. La monja o el cura casados iban a dar siempre prioridad a las necesidades de su pareja o de sus hijos, y ello es incompatible con la razón de ser de la vida religiosa, que es la renuncia a uno mismo para entregarse del todo a Dios, a la oración y a los demás.
Casi que me imagino quién era tu contertulio. Pero al tema: A ver gran Nery, ¿nos vas a hacer creer que cuando el padre Elías te contaba los secretos del onanismo lo hacía sobre la base de sus lecturas? ¿Nos quieres hacer creer que no había probado los placeres de la carne (propia o ajena)? ¿De verdad nos quieres hacer creer que cuando tú y un par de gemelos rubios os encerrabais en su despacho hablabais de la virgen maría? Y finalmente, ¿nos quieres convencer de que si le hubierais animado un poquitín no os habría hecho una demostración práctica de las mejores técnicas masturbatorias usando vuestro propio manubrio para la enseñanza?
ResponderEliminarTambién creo, como Al Neri, que la mayoría de los curas cumplen a rajatabla el celibato. Pero no pondría la mano en el fuego por las nuevas (y no tan nuevas) hornadas de curillas progres.
ResponderEliminarEn cualquier caso, y respondiendo a F.A., ¿qué pasaría si los curas explicasen el onanismo desde su propia experiencia? El perdón que otorga la confesión (previo arrepentimiento) posibilitaría esta situación sin ningún problema. No olvidemos que los curas son también personas.
Como bien dice AL Neri, no creo que se pueda generalizar por un número de casos concretos. Lo que ocurre es que siempre destacan más este tipo de casos, y no aquellos otros de conducta intachable.
ResponderEliminarVamos por partes. El escéptico soy yo y la expresión dar de comer a la nutria es prestada de "El lado oscuro del corazón".
ResponderEliminarQue conste que no soy una persona especialmente anticlerical, entre otros motivos porque en mi familia hay bastantes curas y monjas y en su cómputo global me parecen personas con más virtudes que defectos, sin lugar a dudas.
A la hora de extraer mis conclusiones estoy como tú, sin pruebas fehacientes de mis tesis.Y bromas y provocaciones aparte te haré varias consideraciones tan serias como sinceras:
Que un cura eche un polvo de vez en cuando, no me parece un pecado grave. Al contrario: aliviar tensiones siempre es positivo.
La castidad me parece contra natura, no el sentido abyecto de la expresión, sino en el literal de la misma. Es decir hay momentos en que si no vacías el depósito cada cierto tiempo, se te pone un dolor de huevos insoportable.
Sostengo que el porcentaje de pajilleros masculinos,(excepto mutilados múltiples e impotentes) es del cien por cien.
Por tanto apostaría tres años de vida sexual, contra una cita con Monica Bellucci a que los curas se la pelan y/o la meten en adobo con cierta regularidad.
Al hombre le entra la excitación, como otras veces hemos convenido, por la vista,(menos a azaroso, que le entra por otro lado), por lo que aguantar determinadas situaciones, épocas del año,sin acudir a alguna válvula de escape se me antoja imposible.Eso no lo aguanta ni Dios.
En este sentido, las mujeres que según muchas ellas es preciso conquistarlas por el oido, lo tienen más sencillo para mantener la castidad.De hecho creo más en el celibato de las religiosas que en el de los curas.Es que hay monjas, que no se las chiva ni Dios.
El asunto de la pederastia es una cuestión que como persona que alguna vez tuve hondas creencias religiosas me avergüenza. Y creo que al Papa actual también. Convengo en que hay una corriente anticlerical preponderante que tienede a desprestigiar todo aquello que proceda de la Iglesia, pero hay asuntos que no hay por donde agarrarlos.No se si la falta de esos polvos trajeron estos lodos. El caso es que hablamos de algo muy serio, que no desacredita per se a toda una institución, ni debe convertirse en pretexto para establecer que es una práctica generalizada en todos los curas, pero si se trata de una serie acontecimientos numerosos, que debe abochornar a la mayoría de los católicos, de cuya decencia estoy convencido.
Por partes:
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con Neri, respecto a su reflexión acerca de porqué es un sinsentido que los curas o monjas se puedan casar. Evidentemente, si tuviera que pelear con el Euríbor, con los cuernos que le ha puesto la mujer con el rumano que le instalaba el Canal + y con el novio heavy que se hubiera echado la niña, pues hombre, algo despistadillo sí que andaría el hombre en su servicio a los demás.
Pero ciñéndonos al tema de la castidad, yo no veo inconveniente ni tampoco ofensa a Dios, en que nuestro párroco protagonista se la menee de vez en cuando pensando en la divina Mónica Bellucci. Tampoco veo el pecado por ninguna parte en aquellos religiosos que pudieran haberse zumbado alguna vez a la Irina de turno, cuando los curas curiosamente casi siempre son los últimos en abandonar una zona de guerra o quienes directamente no la abandonan y dan con su muerte testimonio de fe.
¿Qué pasa porque un cura eyacule? ¿Ha de fustigarse si se le levanta cuando ve un par de tetas por la tele? ¿Eso le convierte en un monstruo? Yo creo que no.
Yo creo que bastante curas se masturbarán, pero follar muy pocos. También creo que los hombres que se meten curas seguro que tienen un impulso sexual o un interes por este tema mucho menor que un tío normal, y les es mucho mas facil aguantar. Por otro lado pienso que el porcentaje de los homosexuales entre curas y monjas es mucho mayor que la media y que usan la vida religiosa como tapadera.
ResponderEliminarNo doy credito a algunas cosas de las que leo. Leonardo, pareces una beata de pueblo explicando las virtudes de la confesion, ave maría purisima..., y de neri y veneficus, para que hablar,
ResponderEliminarEstoy deacuerdo en todo con Aprendiz de brujo que a parte de haber inspirado el post tiene siempre unas opiniones muy reflexionadas y certeras sobre casi todo
Yo pienso que la castidad va contra natura, supongo que los hombres mas que las mujeres, y en mi humilde opinión yo creo que los curas mas que las monjas se masturban.
ResponderEliminarLa necesidad de ser querido y demostrarlo es algo que todo ser humano tiene y por ello supongo que algunos caerán en la tentación...
Yo la verdad es que sí que estoy a favor de que se puedan casar los curas o las monjas. Es el equivalente a un trabajo porque no ejercen las 24 horas del día, en el sentido de que no están dando misas, confesando,...las 24 horas por lo que pueden como hacen las demás personas ejercer y luego tener una familia, comprenderían mas los problemas sociales y tendrían una vida mas plena...porque la soledad es una sombra que la tienen siempre muy cerca...
Los tiempos cambian y podrían adaptarse un poco, porque lo esencial y espiritual nunca cambiará.
No conozco personalmente ni sacerdotes ni monjas, pero son hombres y mujeres como somos los demás, con nuestras virtudes y debilidades, y las tenemos que satisfacer en mayor o menor medida.
ResponderEliminarMucho me temo que aquello,de pobreza, veáse como viven; obediencia no sé a quien porque a Benedicto XVI mucho me parece que no le hacen y castidad, dudo, ya que sobre intimidades de los demás no pregunto.
Además por lo que leí hace tiempo las vocaciones últimamente son cada vez menores, incluso en algún pueblo de Galicia, ya mujeres laicas celebran la eucaristía, eso es porque fuera, de seminarios o conventos se vive mejor y también se disfruta mas, no creen ustedes? y sino alguno caballero o dama de los que aquí escriben, vayan pidiendo plaza en conventos y seminarios, para que luego nos cuenten al resto qué tal resisten ellos la castidad.
Gracias Sefo.No merezco tus palabras.A veces suelto unas gilipoyeces mayúsculas.Gracias
ResponderEliminarAl Neri, felicidades por este post. Me ha parecido extraordinario en su conjunto, formal y conceptualmente.
ResponderEliminarPuedo confirmar con hechos y testimonios que dentro del clero la homosexualidad está muy extendida. Digamos que en el seminario los curas pasan muchas horas sólo con hombres y saben valorar un buen pedazo de carne colgando.
ResponderEliminarO sea, Azaroso, que vas para cura y ten han dao por el culo...
ResponderEliminarSaludos mis siervos, aquí vuelve el Señor del lado Oscuro.
ResponderEliminarLos curillas del planeta tierra, tienen una suerte tremenda ya que su Dios todo poderoso, dentro de su infinita vondaz les perdona todos sus pecados con una simple confesión, por tanto le tienen que estar dando al tema de narices, o eso o son tontos, que tambien es probable que alguno exista.
Lo mas importante no es si le dan o no al tema, AUNQUE LE DAN SEGURO" sino si cumplen la misión encomendada por su DIOS, en esta vuestra sociedad.
Yo tenía como antiguo jedi voto de castidad, y me lo salte. ANDA COMO LA PUSE A LA PRINCESA AMIDALA, MIRANDO A CORUSANT. Al final no me compenso nada de nada.
Me pase al lado oscuro, 2 hijos rebeldes, y encima el niño con la espada dando por culo al Imperio.
Menos mal que no les reconocí y me evité la manutención, el colegio y parte di mi sueldo, YA ME VEIA HIPOTECANDO MI CRUCERO IMPERIAL, o avalandoles con la ESTRELLA DE LA MUERTE una casita en Kashyyyk o Felucia.
Con todo esto que se veía venir no me extraña que su madre se muriera del susto.
Padre, el lado oscuro de la fuerza permite el folleteo, pero la autentica fuerza parte de no malgastar miriclodianos con masturbaciones y folladas innecesarios. Así, con castidad, que la fuerza os acompañe.
ResponderEliminarLo hombres son hombres, y las mujeres son mujeres. Como personas tenemos necesidades, no voy a entrar si los hombres más que las mujeres, ya que podríamos entrar en otros temas, pero, en mayor o menos medida, todos tenemos esas necesidades, salvo escasísimas excepciones, que de todo habrá.
ResponderEliminarEl poder tener pareja no le haría estar menos dedicado a la comunidad, sino más integrado en ella y en sus problemas. Además permitiría a más gente poder participar. En la comunidades primitivas cristianas no había esas imposiciones de castidad ni discriminación por sexo, eso vino después.
¿Y Por qué una mujer no puede dar misa?.
Deberían poder elegir si quieren casarse o no, si estar más integrados en la sociedad o ser un monje eremita o irse al Congo. Esa obligatoriedad de la castidad no la entiendo ni la comparto, de los tres votos, el que entiendo más es el de pobreza, entendido en sus justos términos.
Interesante entrada desde luego... Es curioso cuánta opinión se vierte sobre los curas, jejeje y normalmente con poco criterio (perdonadme la osadía).
ResponderEliminarSoy cura, estoy estrenándome en este mundo de la blogosfera. Aunque no creáis, la mayoría de los curas, acostumbramos a la nutria a no comer, os lo aseguro, no es imposible.
Como este post es antiguo no sé si alguien leerá el comentario, por eso no me extiendo. Os felicito a los bloggeros. Me gustan las discusiones que genera vuestro blog. Un saludo y ánimo.
Cura (qué mal me suena decirlo así), gracias por el comentario, aunque sea tardío. Espero que te pases más a menudo y podamos contar con tus experiencias y puntos de vista.
ResponderEliminarSería muy interesante conocer tu opinión sobre el post titulado "Meapilismo", del 26 de agosto, en el que el Subdirector del Banco Arús reflexiona sobre las diferentes maneras de vivir la religiosidad. Dio lugar a un debate interesante.
Bueno cura, me parece muy interesante que hayas entrado en el blog. A mi también me gustaría conocer tus puntos de vista sobre muchos de los temas que aquí se han tratado. Homosexualidad, meapilismo,España....También entiendo que no lo hagas porque quizás ibas a escuchar algún adjetivo inmerecido. A mi meterme con esta panda de fachas me divierte porque ellos son los primeros en sacar los pies del tiesto, pero dada la prudencia y respeto con la que has entrado, (nos tenías que haber dicho que hablamos sin tener ni puta idea), es posible que te llevaras alguna coz inmerecida. En todo caso tu punto de vista puede resultar muy interesante.Un saludo.
ResponderEliminarPor cierto Al Neri, me ha sorprendido que llames de Usted a tus colegas y no a un cura. Vaya fallo, macho.
Felicidades Veneficus.